Todos Necesitamos Paz
¿Paz en un atardecer?
Uno de los trending topics en Google el año pasado, más puntualmente allá por Septiembre de 2020, fue “atardeceres cerca de mí”. Sin lugar a dudas los largos meses de confinamiento y cuarentena estricta en muchos países sumado a los miedos y ansiedades ocasionadas por la economía, la estabilidad familiar y la salud pública se estaban haciendo sentir. Es que la crisis global del Coronavirus nos afectó a todos en mayor o menor medida.
La realidad es que la gente está buscando la manera de encontrar paz interior. Estamos atravesando un tiempo caótico que impacta fuertemente en la salud mental de la gente. Por ejemplo, a una pandemia global se le suman desastres naturales como los incendios en Norteamérica e inundaciones en Europa, o la misma crisis humanitaria y política que está teniendo lugar en Afganistán en estos momentos. Sin lugar a dudas la fuerte marea del caos está golpeando fuertemente las costas de nuestras vidas.
La gran mayoría de las personas reconocen que necesitan paz. Aún mas, muchos la buscan de mil y un maneras. El asunto es que deberíamos cambiar la pregunta. No es, “¿cómo consigo tener/sentir paz?”. El verdadero interrogante es “¿quién me va a dar paz?”.
Para los cristianos la paz es un fruto dado por Dios (Gálatas 5:22). La palabra fruto es así un tecnicismo bíblico para significar la evidencia del poder de Dios actuando en el creyente (en el carácter, el comportamiento, el lenguaje, las motivaciones, etc.).
A diferencia de diferentes corrientes de pensamiento posmoderno, el mensaje del Evangelio nos invita a buscar lo que necesitamos afuera y no adentro. El mensaje de la Iglesia Primitiva era el arrepentimiento de pecados y la búsqueda de la felicidad en Dios y no en uno mismo. El apóstol Pablo reveló la corrupción moral y espiritual del hombre y su necesidad de Dios al escribir: “No hay justo, ni aún uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles (insuficientes); no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3:10-12, RVR1960). El versículo 17 de este capítulo es muy claro. Debido a la corrupción del hombre sin Dios, éste no puede conocer la verdadera paz: “Y no conocieron camino de paz”.
El camino de paz al que se refiere Pablo es el camino que lleva al dador de la paz, Jesucristo. El Señor Jesús dijo: “La paz les dejo, mi paz les doy; no se la doy a ustedes como el mundo la da. No se turbe su corazón ni tenga miedo” (Juan 14:27, NBLA). La paz que da Jesús es diferente a la paz temporal que el mundo puede ofrecer. Es una paz eterna. Es una paz inamovible que se sustenta en el Dador de la paz y no en el receptor ni en los escenarios que atraviese.
El Dios de Paz y la Paz de Dios
Veamos ahora lo que el apóstol Pablo también señaló acerca de la paz en una de las cartas que escribió bajo arresto romano: la carta a los Filipenses.
4 Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocíjense! 5 La bondad de ustedes sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6 Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. 8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten. 9 Lo que también han aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practiquen, y el Dios de paz estará con ustedes.
Filipenses 4:4-9, NBLA
Me llama la atención el juego de palabras que emplea Pablo en referencia a la paz. Por un lado, Pablo habla de la paz como un regalo de Dios (v. 7). Por el otro, habla de Dios como el Dios de paz (v. 9). Esta no es la única mención neotestamentaria acerca de Dios como el Dios de paz (ver Romanos 15:33, 16:20, 2 Corintios 13:11 y Hebreos 13:20-21). Es una idea que se desarrolla también en el Antiguo Testamento como uno de los nombres de Dios: Yahweh Shalom (Jueces 6:24). Sin dudas, la búsqueda de la paz, a la luz de la Biblia, no se encuentra en uno mismo sino en el Dios que la otorga mediante su Hijo Jesucristo. No hay necesidad de googlear “atardeceres cerca de mí” para encontrar una brisa de paz para el corazón atribulado. Solo se necesita un encuentro genuino con el Sol de Justicia, tal y como lo anunció el profeta Malaquías (4:2).
En el pasaje de Filipenses 4, Pablo exhorta a la iglesia a no estar afanosos por nada sino más bien a orar por todo. De esta manera, señala Pablo, la paz de Dios, que es mas alta que todo tipo de pensamiento de ansiedad, miedo o angustia, guardará nuestros corazones (emociones) y mentes en Cristo Jesús (v. 7). Nuestro deber es rendir nuestros corazones y mentes a Jesucristo y hacer de Él el centro de nuestras emociones y pensamientos (v. 8). Jesús es 100% verdadero, 100% digno, 100% justo, 100% puro, 100% amable, 100% honorable, merecedor de todos nuestros elogios por ser el ejemplo mas sublime de virtud. El Dios de paz estará siempre con nosotros y nos inundará de su paz que es inamovible, inagotable e impermutable.
Como conclusión preguntémonos algunas cosas. (Con respuestas breves).
¿Qué produce en nosotros la paz de Dios?
- Nos permite vencer la ansiedad y el afán de este mundo.
- Nos anima a permanecer en oración constante (Filipenses 4:6, esto nos recuerda que no hay nada que no podamos traer en oración a Dios).
- Guarda nuestro corazón (emociones) y nuestra mente (pensamientos, decisiones) en Cristo Jesús.
- Nos permite guardar y cuidar nuestra salud mental.
- Nos permite observar las situaciones con otros ojos (con fe y confianza en el Señor Jesús que está con nosotros).
- Nos ayuda a filtrar nuestros pensamientos y a re-direccionarlos en Jesús.
- Nos mantiene seguros y firmes en la verdad de Cristo (su Palabra y sus promesas).
- Nos lleva a colocar nuestra mirada en el Cielo y recibir así la esperanza que fortalece nuestra fe en Jesús y nuestro amor hacia los demás.
La paz de Dios nos guarda porque el Dios de paz está con nosotros siempre.
¿Cuáles son tus pensamientos acerca de la necesidad humana de experimentar paz?
¿En dónde a menudo buscas paz?
¿Qué es lo que has aprendido de este tema?